Diferencia entre acoso escolar y ciberacoso
Aunque estamos hablando de dos fenómenos perjudiciales que afectan al bienestar de otras personas, hay muchas diferencias sustanciales entre el acoso y el ciberacoso. A menudo las acciones de acoso tienen lugar entre personas del mismo centro o grupo escolar, entre personas que se conocen. Los episodios suelen ocurrir en el aula, en el colegio, en grupos deportivos y suceden en momentos concretos: en el recreo, en el camino de casa al colegio, en los vestuarios del polideportivo. En este fenómeno, la necesidad del acosador de hacerse "visible", de ser el centro de atención, es evidente: el nivel de desinhibición del CYP implicado en el comportamiento acosador en estos casos a menudo también depende de la dinámica del grupo. El CYP implicado en el comportamiento de acoso lleva a cabo los actos de agresión, independientemente de las consecuencias de sus acciones contra el objetivo. En el ciberacoso, en cambio, pueden estar implicadas personas de todo el mundo, aunque no se conozcan. El material puede difundirse por todo el mundo y circular en cualquier momento por la red, permaneciendo incluso mucho tiempo en ella. En este fenómeno, hay un alto nivel de desinhibición por parte del ciberacosador: hace cosas que serían más comedidas en la vida real, quizá también porque su poder aumenta por su invisibilidad y el hecho de que no puede ver realmente los efectos de sus acciones. Un estudio llevado a cabo por algunos estudiosos puso de relieve el hecho de que aquellos que eran acosados fuera de línea a menudo resultaban ser los agresores en línea, invirtiendo sus papeles en los dos contextos, quizás impulsados por el anonimato y el deseo de venganza (Ybarra y Mitchell, 2004). La inversión de papeles, pero en la dirección opuesta, es señalada en cambio por otro estudio que muestra que los objetivos del ciberacoso tienen más probabilidades de ser acosadores en el contexto tradicional (Raskauskas y Stoltz, 2008).
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