Causas
Causas individuales
Aunque investigaciones han sugerido algunos vínculos con los tipos de personalidad y la implicación en el acoso, también han demostrado que los papeles/roles en el acoso pueden cambiar, y también pueden hacerlo los índices de acoso cuando cambian los factores sociales.
A nivel individual, aunque no es una certeza, se ha sugerido una relación estadística entre los alumnos más impulsivos e impetuosos y las interacciones negativas con sus compañeros. Este tipo de personalidades se han asociado con un comportamiento más agresivo que tiende a la conducta intimidatoria. Sin embargo, se trata de meras asociaciones, que no prueban la existencia de un caso.
Por el contrario, aquellos con personalidades más retraídas socialmente, y que son percibidos como diferentes del grupo de iguales, han demostrado estar más asociados con niveles más altos de experimentar acoso. Los que tienen dificultades para establecer vínculos sociales o son socialmente torpes tienen más probabilidades de ser víctimas de acoso.
Sin embargo, se ha demostrado que las expectativas y actitudes del grupo social influyen, al igual que el apoyo social en los grupos.
Una de las preguntas más populares hoy en día sería sin duda: ¿influye en el acoso escolar el uso frecuente de videojuegos agresivos? Esto puede ser controvertido y la gente a menudo no está de acuerdo. Una idea para un gran debate entre los estudiantes podría ser: ¿qué influye más en un acosador: el temperamento de la persona o el uso de videojuegos agresivos? (Un spoiler para este debate es que las pruebas sugieren cierto impacto, pero la investigación no presenta un vínculo o una imagen clara entre jugar a videojuegos y las interacciones negativas con los demás. Parece complicado).
Entorno familiar
También hay algunas investigaciones que sugieren una relación entre los entornos familiares o los enfoques de crianza con la implicación en experiencias de acoso. La falta de atención y calidez de los padres en las relaciones familiares, junto con la falta de estabilidad de los padres en la atención, pueden repercutir en la autoestima y la comprensión social del niño. Además, un entorno de iguales en el que el niño sea testigo de comportamientos violentos en casa, una supervisión o un cuidado parental insuficientes son factores de riesgo para el desarrollo de comportamientos sociales negativos en los niños. Los estilos autoritarios y castigadores de las familias también se asocian a la agresión verbal y a una menor autoestima de los niños en etapas posteriores de la vida, factores ambos que se relacionan con la participación en el acoso escolar.
En el entorno familiar, un comportamiento especialmente agresivo por parte de las familias o estilos educativos incorrectos, como el permisivo o el excesivamente autoritario, distraído o autoritario, pueden conducir al acoso escolar. A través de un estudio australiano, se llegó a la conclusión de que un niño, independientemente de su sexo, que vive en familias que funcionan peor, tiene más probabilidades de maltratar a otros niños. El peor funcionamiento familiar se describió a través de:
-
falta de simpatía de los padres hacia el niño,
-
falta de valores de honestidad y sinceridad en la familia,
-
reticencia a resolver juntos los problemas familiares,
-
falta de libertad de expresión de opiniones, etc.
También existe una asociación entre las familias de nivel socioeconómico más bajo y los niveles más altos de participación entre los niños con interacciones sociales negativas con los demás, incluido el acoso. Sin embargo, es probable que esto sea complejo y no debe utilizarse para justificar suposiciones generalizadoras.
Los padres que tienen actitudes o estilos de crianza autoritarios o agresivos, o en los que la violencia es un hecho habitual en el hogar, proporcionan modelos negativos para los niños. Pero también la falta de atención a los hábitos, necesidades, pasiones e intereses de los hijos, y el desinterés o la falta de compromiso educativo con ellos, afectan al desarrollo y al comportamiento de los niños. Los cuidados y la atención constantes y estables también parecen ser factores relevantes.
Según un modelo de educación integral para entender el acoso, el clima o la cultura de los centros escolares es muy importante para abordar el acoso como problema. Un entorno en el que el acoso se produce con regularidad se considera carente de atención y apoyo compartido a los alumnos de un centro. Las actitudes y los valores de todos los miembros de la comunidad escolar y del entorno local contribuyen a crear un clima de atención y apoyo. El grupo de amigos, el entorno escolar y el entorno social son factores que influyen a nivel social.
A nivel educativo, la alianza entre la escuela y la familia es crucial. De hecho, al igual que la actitud de los padres en casa influye en el comportamiento de sus hijos, la actitud de los profesores también afecta a su conducta en la escuela. Los profesores, por tanto, tratarán de colaborar con los padres para llevar a cabo una correcta educación de los niños y deben comportarse de forma coherente, condenando y castigando severamente las actitudes de acoso que se produzcan en la escuela.
Aspectos clave como la conciencia del sufrimiento ajeno, la apreciación de la empatía junto con el conocimiento de las emociones deben enfatizarse tanto en el entorno familiar como en el escolar.
Escuela
El clima escolar también puede tener un gran impacto en los niveles de frecuencia con que se produce el acoso. La falta de actitudes inclusivas, el sentimiento de aceptación de todos los alumnos y el respeto mutuo entre profesores y alumnos y viceversa pueden ser uno de los factores del acoso escolar. Asimismo, las relaciones e interacciones de los adultos en la escuela pueden influir en los alumnos, junto con una supervisión deficiente en toda la zona escolar (pasillos, aseos, patio de recreo, pabellón de deportes) pueden contribuir a la frecuencia del acoso en la escuela. La literatura afirma que el ambiente escolar debe ser cálido y aceptable para todos los alumnos, y que debe haber normas claras de conducta tanto entre los alumnos como en la relación entre alumnos y profesores. También son factores importantes que los alumnos comprendan claramente qué es el acoso, cómo deben actuar si lo ven y que existan procesos claros de denuncia para que el acoso pueda ser revelado.
Sociedad
La sociedad influye en el comportamiento violento de los jóvenes a través de la cultura del comportamiento, la influencia de los grupos de iguales y los medios de comunicación. Entre los jóvenes, el comportamiento violento tiene lugar dentro de los grupos de iguales, en forma de expresión de pertenencia a un determinado grupo, en forma de participación en algunas manifestaciones deportivas (por ejemplo, disturbios en estadios) y musicales (por ejemplo, conciertos de determinados géneros musicales). Además de lo anterior, el comportamiento violento puede aprenderse, y si un niño vive en un entorno en el que hay violencia para la que no existen medidas punitivas, el niño puede adoptar muy fácilmente ese comportamiento violento.
Medios de comunicación
Los medios de comunicación modernos son omnipresentes, interesantes y extremadamente polivalentes. Así, ofrecen distintas oportunidades de información, aprendizaje, entretenimiento, comunicación, etc. Además de ser necesarios para comprender el mundo moderno, son un componente esencial de la vida cotidiana de los niños. Los teléfonos móviles están al alcance de la mayoría de los adolescentes y proporcionan acceso a toda una gama de medios de comunicación y plataformas de redes sociales, que tienen una gran influencia en la vida social y las actitudes de los adolescentes. Tiene muchos aspectos positivos (por ejemplo, es una fuente de los últimos conocimientos y resultados de investigaciones, rápida disponibilidad de información, intercambio de experiencias, opiniones e información con compañeros y adultos con intereses o problemas similares, etc.), pero al mismo tiempo hay que ser conscientes de los peligros y riesgos que puede representar (como muchos contenidos violentos, discursos de odio, información inexacta y superficial que los niños encuentran a diario, exclusión excesiva del mundo real, etc.).
Muchos estudios se han ocupado de la relación entre los medios de comunicación y la educación de los niños, el tiempo que pasan viendo la televisión, jugando a videojuegos, etc. Al ver contenidos violentos en la televisión, los niños se exponen al riesgo de desarrollar ese tipo de comportamiento. Además de los dibujos animados, los vídeos, las películas dramáticas y los periódicos, los niños también están expuestos a contenidos violentos a través de los medios interactivos: Internet. Esto incluye los videojuegos y, lo que es más preocupante, la pornografía en Internet (por ejemplo). Se ha observado que los niños, al sumergirse en el juego, copian a los personajes de los juegos con su comportamiento en movimientos, expresiones y caracteres, poniendo nombre a sus amigos. Existen numerosas pruebas del impacto de los videojuegos y los juegos de ordenador en los niños (Zadravec, A., Uzelac, M. y otros, 2014).
Las investigaciones realizadas indican que la exposición a la violencia mediática (a través de la televisión o los juegos de ordenador) aumenta el riesgo de comportamiento agresivo y violento hacia los compañeros en el mundo real. Es imposible proteger y aislar completamente a los niños de los contenidos violentos de los medios de comunicación. Sin embargo, ver violencia debe ir acompañado de una conversación que apunte a la conciencia, la ética, la moralidad y la humanidad. Si un niño crece en un entorno en el que hay atención interpersonal, tolerancia y respeto, las escenas violentas de las pantallas de televisión no se percibirán como instrucciones sobre un comportamiento deseable. Al final, hay que tener en cuenta el hecho de que Internet y otros medios de comunicación modernos siguen siendo sólo herramientas. El propio usuario decide cómo utilizarlas y qué consecuencias se derivarán de tal comportamiento (Jelić, I., 2017).
No Comments